Micronutriente hierro y clasificacion de anemia
RESUMEN
Modificaciones de
la distribución del hierro
durante el desarrollo
La distribución del hierro en sus diferentes compartimentos se modifica desde el nacimiento hasta la adolescencia. Los compartimentos más afectados son el hierro hemoglobínico y el de depósito, que, en conjunto, suponen el 85% del hierro corporal.
Feto y recién nacido
Durante el desarrollo fetal se produce un efi-ciente transporte activo de hierro desde la madre al feto a través de la placenta, tan eficaz que, en ocasiones, puede determinar una cierta carencia en la madre.
Los depósitos de hierro parecen ir unidos a los requerimientos de síntesis de hemoglobina del feto, como lo demuestra la relación inversa entre la ferri-tina y la hemoglobina en sangre de cordón.
La concentración de hierro es siempre mayor en el suero (salvo en casos de anemia severa) que en la leche materna, y en ésta va unida a péptidos de bajo peso molecular, gotas de grasas y a la lactoferrina (con un índice de saturación entre el 2 y el 12%), en orden descendente de importancia. Aunque no son bien conocidos los mecanismos reguladores del paso de hierro desde el suero hasta la leche mater-na, no dependen de la ingesta ni de las reservas maternas (tipo de dieta, desnutrición). La concen-tración de hierro en la leche materna publicada por varios estudios es siempre baja, aunque varía mucho, con un valor medio de 0,47 mg/l. Dicha concen-tración desciende ligeramente conforme avanza la lactancia, y es independiente de las concentraciones séricas de ferritina o transferrina. No se ha descrito ningún factor que la modifique de modo apreciable. No varía con la duración de la gestación y, por tanto, las altas demandas de hierro de los prematuros no están relacionadas con la escasez de hierro en la leche de sus madres. El embarazo adolescente, el hábito tabáquico, la dieta vegetarina y el uso prolongado de anticonceptivos antes y durante la lactancia no modifican la concentración de hierro presente en la leche materna. El uso de anticon-ceptivos hormonales tiene un elevado impacto en el metabolismo del hierro, pero sólo por reducción del volumen de la pérdida menstrual. Tanto estudios in vivo como in vitro han demostrado las propieda-des bacteriostáticas de la leche materna, en las que el hierro juega un papel clave. La concentración de hierro determina el grado y tipo de la colonización bacteriana fecal. El hierro añadido a una fórmula lác-tea modifica aún más el perfil de la microbiota fecal propio de la lactancia materna.
Como se ha indicado, la concentración de hemoglobina es más alta en el nacimiento que en ningún otro momento de la vida, como uno de los mecanismos de adaptación del feto al ambiente hipóxico intrauterino. La dotación de hierro cor-poral en el recién nacido es de 75 mg/kg. En el pretérmino y en recién nacidos de bajo peso es cuantitativamente menor, aunque la proporción en relación con el peso es idéntica.
Lactante (1-24 meses)
En el primer año de vida se triplica el peso y debería doblarse el contenido de hierro corporal. Después del nacimiento hay grandes modificacio-nes que pueden ser divididas en tres etapas:
1. Entre las 6 y las 8 semanas de vida se produ-ce un descenso marcado de hemoglobina por dis-minución de la tasa de eritropoyesis, que resulta innecesaria, al aumentar la saturación arterial de oxígeno tras el parto. La magnitud del descenso está determinada por el acortamiento (patología intercurrente) de la vida media de los eritrocitos, por la disminución del porcentaje de células eri-troides en la médula ósea y la disminución de la hematopoyesis extramedular (que desciende un 50% en la primera semana de vida). Por su parte, los depósitos aumentan, ya que el hierro hemo-globínico procedente de los eritrocitos hemoli-zados es almacenado, condicionando una escasa absorción del hierro alimenticio.
2. Entre los 2 y los 4 meses la hemoglobina aumenta al restaurarse la eritropoyesis, debiendo permanecer así hasta el primer año de vida. Para este incremento se utiliza el hierro en depósito, que comienza a disminuir.
3. A partir de los 4 meses los requerimientos de hierro aumentan 0,78 mg/día, debido al rápido cre-cimiento. Las reservas disminuyen a niveles patoló-gicos si las necesidades no son cubiertas con hierro en la dieta. En el recién nacido de bajo peso y en el pretérmino, al disponer de una cantidad de hierro menor al nacer y al ser mayores los requerimientos (mayor velocidad de crecimiento), la predisposición a la carencia de hierro es mayor y los cambios en la hemoglobina y reservas más acentuados.
Preescolar, escolar
y preadolescente
El estado del hierro mejora por el incremento de las oportunidades de obtener hierro desde una dieta variada. La eritropoyesis guarda relación con el crecimiento, con un incremento gradual de la concentración de hemoglobina; sin embargo, los depósitos de hierro estimados por la concentra-ción de ferritina usualmente permanecen bajos.
Adolescente
El análisis de la distribución de la concentración de hemoglobina y del estado del hierro revela el importante efecto del estirón puberal tanto sobre el metabolismo como sobre los requerimientos de hierro. La adolescencia es un periodo de nutri-ción marginal del hierro, con elevada prevalencia del déficit. En varones, puesto que el incremento puberal de la testosterona provoca un incremen-to de la hemoglobina y del recuento eritrocitario. En las mujeres, en cambio, para reemplazar el hie-rro durante la pérdida menstrual.
A modo de resumen, el embarazo en adoles-centes supone para el metabolismo del hierro:
1. Que las reservas de hierro son probable-mente insuficientes en un porcentaje significativo de adolescentes, aun en países desarrollados.
2. Que la superposición del aumento de las necesidades por el crecimiento, inicio del sangra-do menstrual y embarazo sugiere que las opor-tunidades para replecionar suficientemente los depósitos antes del embarazo son escasas.
3. Que las consecuencias funcionales de la deficiencia férrica ocurren en la madre y en su hijo lactante.
4. Que la anemia ferropénica al inicio del embarazo parece conllevar consecuencias deleté-reas sobre el feto.
Adulto
Después del cese del crecimiento sólo en varones suben gradualmente los depósitos de hierro. Similares subidas tienen lugar en mujeres pero después de la menopausia. La diferencia entre sexos es debida a la menor cantidad de hemoglobina y al pequeño tamaño de los depósi-tos en las mujeres: 0,3 mg o el 15% del total del hierro en mujeres, comparado con 1 g o el 30% en hombres.
CLASIFICACION DE LA ANEMIA
la distribución del hierro
durante el desarrollo
La distribución del hierro en sus diferentes compartimentos se modifica desde el nacimiento hasta la adolescencia. Los compartimentos más afectados son el hierro hemoglobínico y el de depósito, que, en conjunto, suponen el 85% del hierro corporal.
Feto y recién nacido
Durante el desarrollo fetal se produce un efi-ciente transporte activo de hierro desde la madre al feto a través de la placenta, tan eficaz que, en ocasiones, puede determinar una cierta carencia en la madre.
Los depósitos de hierro parecen ir unidos a los requerimientos de síntesis de hemoglobina del feto, como lo demuestra la relación inversa entre la ferri-tina y la hemoglobina en sangre de cordón.
La concentración de hierro es siempre mayor en el suero (salvo en casos de anemia severa) que en la leche materna, y en ésta va unida a péptidos de bajo peso molecular, gotas de grasas y a la lactoferrina (con un índice de saturación entre el 2 y el 12%), en orden descendente de importancia. Aunque no son bien conocidos los mecanismos reguladores del paso de hierro desde el suero hasta la leche mater-na, no dependen de la ingesta ni de las reservas maternas (tipo de dieta, desnutrición). La concen-tración de hierro en la leche materna publicada por varios estudios es siempre baja, aunque varía mucho, con un valor medio de 0,47 mg/l. Dicha concen-tración desciende ligeramente conforme avanza la lactancia, y es independiente de las concentraciones séricas de ferritina o transferrina. No se ha descrito ningún factor que la modifique de modo apreciable. No varía con la duración de la gestación y, por tanto, las altas demandas de hierro de los prematuros no están relacionadas con la escasez de hierro en la leche de sus madres. El embarazo adolescente, el hábito tabáquico, la dieta vegetarina y el uso prolongado de anticonceptivos antes y durante la lactancia no modifican la concentración de hierro presente en la leche materna. El uso de anticon-ceptivos hormonales tiene un elevado impacto en el metabolismo del hierro, pero sólo por reducción del volumen de la pérdida menstrual. Tanto estudios in vivo como in vitro han demostrado las propieda-des bacteriostáticas de la leche materna, en las que el hierro juega un papel clave. La concentración de hierro determina el grado y tipo de la colonización bacteriana fecal. El hierro añadido a una fórmula lác-tea modifica aún más el perfil de la microbiota fecal propio de la lactancia materna.
Como se ha indicado, la concentración de hemoglobina es más alta en el nacimiento que en ningún otro momento de la vida, como uno de los mecanismos de adaptación del feto al ambiente hipóxico intrauterino. La dotación de hierro cor-poral en el recién nacido es de 75 mg/kg. En el pretérmino y en recién nacidos de bajo peso es cuantitativamente menor, aunque la proporción en relación con el peso es idéntica.
Lactante (1-24 meses)
En el primer año de vida se triplica el peso y debería doblarse el contenido de hierro corporal. Después del nacimiento hay grandes modificacio-nes que pueden ser divididas en tres etapas:
1. Entre las 6 y las 8 semanas de vida se produ-ce un descenso marcado de hemoglobina por dis-minución de la tasa de eritropoyesis, que resulta innecesaria, al aumentar la saturación arterial de oxígeno tras el parto. La magnitud del descenso está determinada por el acortamiento (patología intercurrente) de la vida media de los eritrocitos, por la disminución del porcentaje de células eri-troides en la médula ósea y la disminución de la hematopoyesis extramedular (que desciende un 50% en la primera semana de vida). Por su parte, los depósitos aumentan, ya que el hierro hemo-globínico procedente de los eritrocitos hemoli-zados es almacenado, condicionando una escasa absorción del hierro alimenticio.
2. Entre los 2 y los 4 meses la hemoglobina aumenta al restaurarse la eritropoyesis, debiendo permanecer así hasta el primer año de vida. Para este incremento se utiliza el hierro en depósito, que comienza a disminuir.
3. A partir de los 4 meses los requerimientos de hierro aumentan 0,78 mg/día, debido al rápido cre-cimiento. Las reservas disminuyen a niveles patoló-gicos si las necesidades no son cubiertas con hierro en la dieta. En el recién nacido de bajo peso y en el pretérmino, al disponer de una cantidad de hierro menor al nacer y al ser mayores los requerimientos (mayor velocidad de crecimiento), la predisposición a la carencia de hierro es mayor y los cambios en la hemoglobina y reservas más acentuados.
Preescolar, escolar
y preadolescente
El estado del hierro mejora por el incremento de las oportunidades de obtener hierro desde una dieta variada. La eritropoyesis guarda relación con el crecimiento, con un incremento gradual de la concentración de hemoglobina; sin embargo, los depósitos de hierro estimados por la concentra-ción de ferritina usualmente permanecen bajos.
Adolescente
El análisis de la distribución de la concentración de hemoglobina y del estado del hierro revela el importante efecto del estirón puberal tanto sobre el metabolismo como sobre los requerimientos de hierro. La adolescencia es un periodo de nutri-ción marginal del hierro, con elevada prevalencia del déficit. En varones, puesto que el incremento puberal de la testosterona provoca un incremen-to de la hemoglobina y del recuento eritrocitario. En las mujeres, en cambio, para reemplazar el hie-rro durante la pérdida menstrual.
A modo de resumen, el embarazo en adoles-centes supone para el metabolismo del hierro:
1. Que las reservas de hierro son probable-mente insuficientes en un porcentaje significativo de adolescentes, aun en países desarrollados.
2. Que la superposición del aumento de las necesidades por el crecimiento, inicio del sangra-do menstrual y embarazo sugiere que las opor-tunidades para replecionar suficientemente los depósitos antes del embarazo son escasas.
3. Que las consecuencias funcionales de la deficiencia férrica ocurren en la madre y en su hijo lactante.
4. Que la anemia ferropénica al inicio del embarazo parece conllevar consecuencias deleté-reas sobre el feto.
Adulto
Después del cese del crecimiento sólo en varones suben gradualmente los depósitos de hierro. Similares subidas tienen lugar en mujeres pero después de la menopausia. La diferencia entre sexos es debida a la menor cantidad de hemoglobina y al pequeño tamaño de los depósi-tos en las mujeres: 0,3 mg o el 15% del total del hierro en mujeres, comparado con 1 g o el 30% en hombres.
CLASIFICACION DE LA ANEMIA
MEF (15 A 49)Y NIÑOS (gr/d)
HEMATOCRITO NORMAL 36%
HB NORMAL > = 12
A. LEVE 10,0 - 11,9
A.MODERADA 7,0 - 9,9
A.SEVERA 4,0 - 6,9
A. MUY SEVERA < 4,0
DE 10 A 14 AÑOS
niños de 5m a59mes gr/dl
HEMATOCRITO NORMAL 33%
HB NORMAL > = 11
A. LEVE 10,0 - 10,9
A.MODERADA 7,0 - 9,9
A.SEVERA 4,0 - 6,9
A. MUY SEVERA < 4,0
y gestantes
niños
HEMATOCRITO NORMAL 33%
HB NORMAL > = 11
A. LEVE 10,0 - 10,9
A.MODERADA 7,0 - 9,9
A.SEVERA < 7,0
Hombres > de 15 años
HEMATOCRITO NORMAL 40%
HB NORMAL > =13 gr/dl
A. LEVE 12,0 - 12,9
A.MODERADA 9,0 - 11,9
A.SEVERA 6,0 - 8,9
A. MUY SEVERA < 6,0
FUENTE: OMS/OPS.WHO 2000